Saturday, July 17, 2010

Reflexiones en un mundo global



Si fuese ciudadano de otro país y quisiera venir a España para mejorar mi nivel de vida y poder expresarme democráticamente, a mí me gustaría ser cubano.

El 8 de agosto de 2007 siete pescadores tunecinos rescataron a 44 náufragos en las aguas del Mediterráneo y los condujeron a la isla de Lampedusa, en Italia, a unos pocos km de donde se encontraban. Allí, los salvadores recibieron el trato que merecían: fueron encarcelados e incomunicados durante 32 días y siguen aguardando el resultado de un proceso judicial que puede acarrearles penas de hasta 15 años de cárcel "por favorecimiento de la inmigración clandestina". Las leyes del mar y de la humanidad obligan a socorrer al prójimo; las leyes de la UE prohíben y castigan la compasión.

No hace falta ir tan lejos en el tiempo y en el espacio, las buenas condiciones del mar están propiciando en los últimos días la llegada de pateras y embarcaciones neumáticas a las costas andaluzas. Mientras en Motril se enterraba a las cinco mujeres y niños fallecidos en un naufragio en el litoral granadino ocurrido hace unos días, otra barcaza era interceptada ayer en las costas de Cádiz con 51 inmigrantes, ocho más en Escombreras (Almería), diecinueve en Cartagena, en total unos ciento veinte seres humanos han conseguido llegar con vida a nuestras costas en lo que va de mes.

No debería haber ningún preso en ninguna cárcel del mundo por motivos políticos pero algunos temas de política internacional no son fáciles de entender. Moratinos ha dado un recibimiento casi con honores de estado a los presos políticos cubanos, el Ministro de Asuntos Exteriores les ha proporcionado alimentos, ropa, casa y se ha comprometido a buscarles trabajo, pero ¿Y los que no son "embajadores de la libertad"? ¿Que pasa con los otros "negritos" que arriesgan, y muchas veces pierden su vida, para vivir mejor? ¿Estos no son hijos de Dios?

Está claro que no podemos acoger a todo el mundo, pero hay cosas tan desproporcionadamente injustas en el mundo global e hipócrita en el que vivimos como para sacarle los colores a cualquiera.
Dirigen de tal modo nuestra manera de pensar, que nos dan de bofetadas y creemos que nos acarician, nos insultan y pensamos que nos lanzan piropos. Galeano, uno de los pocos grandes que nos quedan con autonomía para pensar, lo deja bien claro: "Nos mean y dicen que llueve".

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