Tuesday, December 06, 2011

La energía liberada


Rosa María Artal empieza muy fuerte y en ningún momento baja el listón, lo suyo es una denuncia del sistema en toda regla y lo dice desde la autoridad de quien como periodista influyente e informada ha conocido los entresijos del poder.

Lúcida y veraz, habla desde las entrañas pero apoyándose en los datos. El capitalismo -dice- no se va a ocupar de atendernos, de educarnos, de sanarnos cuando estemos enfermos, su único objetivo es ganar dinero ¿Es esto lo que queremos? ¿Es esto lo que buscamos al elegir a nuestros mandatarios? ¿Acaso no es un contrasentido votar a opciones políticas que nos van a imponer sacrificios?

El cedazo en el que estábamos cómodamente instalados los europeos ha comenzado a moverse y cada vez tiene los agujeros más amplios.

Desde la desregulación de los mercados a la que nos sometieron Reagan y Thacher en los 80' y la posterior caída del muro de Berlín en el 89' no era difícil saber a la situación que llegaríamos. No es, no debe ser, una sorpresa para un lector crítico, si es una desolación leer este análisis implacable de los momentos que estamos viviendo.

Leer a Artal  (La energía liberada, edit. Aguilar) es clave para saber lo que está pasando y porque está pasando lo que está pasando. Denuncia al nuevo periodismo que se ha convertido en el tercer pilar del sistema, a la televisión dedicada a aturdir a la ciudadanía, a la Banca a la que se le inyecta dinero al 1% y lo invierte en el Tesoro Público al 5%, a los paraísos fiscales (Tórtola, Islas Vírgenes Británicas, 30.000 habitantes, 620.000 empresas registradas), a la corrupción en España con casos como el de Matas, Fabra, Camps, políticos que vuelven a ganar por mayorías que sólo se explican desde el síndrome del lacayo de sus votantes. Introduce una maravillosa cita de Sanpedro:-"la educación tiene que consistir en que los seres humanos maduren, lleguen a su completa posibilidad, y eso exige el pensamiento libre (...) si yo pienso que las ideas que me han inculcado y que me obligan o me coaccionan y que me impiden conocer otras, entonces no estoy viviendo mi propia vida, estoy siendo condicionado a vivir otra vida que no es la mía". El sabio nonagenario en plena lucidez.

Siento no ser tan optimista como ella, pero admiro la pasión que pone. Necesitamos a gente así, que despierte del letargo a una sociedad aborregada preludio de un fascismo blando que no necesita cámaras de gas, sólo mercados sin regulación y sectores financieros sin control hasta llevar a la sociedad ¿A donde?



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