Thursday, April 18, 2013

¡Ay, Carmela!




Setenta años y setenta metros separan el chotis Ya hemos pasao que cantaba Celia Gámez en el teatro Alcázar de la calle Alcalá de Madrid, del que cantan en ¡Ay, Carmela! en el teatro Reina Victoria de la Corredera de San Jerónimo. Hoy como ayer seguimos (mal)viviendo las dos Españas de las que hablaba Machado pero afortunadamente sin ruido de sables, ¿para qué? Si los que mandan lo hacen para los ricos.
La nueva versión de ¡Ay, Carmela! Carmela y Paulino, variedades a lo fino, una historia sobradamente conocida gracias a la laureada película de Carlos Saura, tiene todas las papeletas para convertirse en éxito. Andrés Vicente Gómez, un productor al que hay que agradecer que  siempre arriesgue, aunque en esta ocasión tenga el éxito cantado, el director, Andrés Lima, un crack teatral, y los actores, entre los que destaca Marta Ribera, una fiera del musical a la altura de Broadway, Javier Gutiérrez, surgido de la masía de Animalario, y la extraordinaria y bella actriz Inma Cuesta que pone el punto de vulgaridad con acento andaluz que requiere su personaje. Todos están muy por encima del texto.
Las canciones parecen puestas con calzador, si bien todas son muy buenas, entre las nuevas destaca Arrorró para un miliciano de Pedro Guerra y de las de la época el himno fascista Giovinezza, no Geovenezza como reza el programa de mano que te da el acomodador. Tampoco es Ya hemos pasado sino Ya hemos pasao, canción que levantó fuertes aplausos de un sector del público como la habría levantado el contrapunto de ¡No pasarán! mucho más internacional.
La obra peca de indefinición, es un  musical que deja un sabor agridulce, no sale redonda y no está bien rematada. García Sánchez hace una adaptación al musical contentadiza; es lógico que Paulino trate de adaptarse al medio que le ha venido dado sin pretenderlo, pero no que Carmela opte por la vía de defender sus ideas, que ella desconocía, de una manera un tanto ambigua. Con todo, merece la pena ver el musical.

Siempre vale la pena ir al teatro, no olvides que la vida es puro teatro.

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