Friday, August 15, 2014


Si no te crees ese cuento chino de la manzana, la serpiente y la costilla, bastante machista por cierto, sabes como yo que, desde la célula primigenia hasta aquí, somos producto de trillones de lechadas que biológicamente, siempre por la vía del azar, nos han hecho llegar hasta aquí.
Después de un profundo y riguroso estudio antropológico basado en los miembros y miembras – Bibiana Aído  dixit- del Partido Popular estas son algunas de las conclusiones.
Los Juan Salvador Gaviota que manejan nuestras vidas pasaron por muchas etapas a lo largo de su recorrido celular, pero sin duda la mayor parte de su evolución –por decir algo- transcurrió entre las aves carroñeras.
Así, Esperanza Aguirre fue sin duda urraca astuta de las que cambia de color en función de sus intereses,  la Botella una gorrioncilla de escaso porvenir, la Bañez  un córvido de color gris como la grajilla, Ana Mato una cotorrita come pipas, Soraya Sáenz de Santamaría fue corneja de pico arqueado aunque también pudo pasar una etapa como  pingüinita Humboldt, Cristina Cifuentes  fue murciélaga mala, mala y chupa sangre  y, siendo bien pensado, la Sra. Alicia Camacho debió de ser pata o avestruza en algún momento del proceso; de la Cospedal mejor ni hablar aunque le pega haber sido lechuza.
Entre los hombres, Floriano y Hernando está claro que se cayeron de un guindo y de un ciruelo y fueron devorados por sendas gaviotas; Montoro fue un buitre  de los que te roban la carroña en cuanto te descuides; Wert fue cernícalo primilla, pájaro que se distingue por sus pintas; 
González Pons un alimoche o abejaruco, Ignacio González  chorlito o pardillo común, y como no quiero cansararte más, Rajoy fue sin duda un quebrantahuesos porque está dejando al país en los ídem, y encima presume que lo hace por nuestro bien.


Carroña, mucha carroña veo yo aquí.